365 días de libros: enero 2008

El as en la manga, de Rita Levi Montalcini

A propósito del Seminario sobre el Envejecimiento Activo que se va a celebrar los días 5 al 7 de febrero de 2008 en el Campus de Colmenarejo de la Universidad Carlos III como parte de sus actividades de la Universidad de Mayores, presentamos hoy una selección de libros relacionados con los mayores, y la reseña de uno de ellos.

Rita Levi Montalcini, médico italiana nacida en 1909 y que sigue activa, escribe este libro sobre la vejez "lejos de las reflexiones consolatorias o las lamentaciones lúgubres sobre la vejez, para explicarnos que el cerebro -ese as en la manga que debemos jugar con acierto en la vejez- puede seguir funcionando perfectamente incluso a una edad avanzada". Sostiene esta Premio Nobel de Medicina, en tono ameno y divulgativo, que haber vivido una vida intensa prepara a las personas para vivir una vejez plena, y acude para ello a sus conocimientos de neurobiología moderna (teoría de la "plasticidad neuronal") y a los relatos biográficos de cinco personajes ilustres que desplegaron gran actividad creativa en la vejez: Galileo Galilei, Miguel Ángel, Ben Gurion, Bertrand Russell y Picasso.

En una entrevista publicada en La Vanguardia en 2005 contaba lo siguiente Rita Levi:

- ¿Cómo celebrará sus 100 años?
- Ah, no sé si viviré, y además no me placen las celebraciones. ¡Lo que me interesa y me da placer es lo que hago cada día!

- ¿Y qué hace?
- Trabajo para becar a niñas africanas para que estudien y prosperen ellas y sus países. Y sigo investigando, sigo pensando...

- No se jubila.
- ¡Jamás! ¡La jubilación está destruyendo cerebros! Mucha gente se jubila, y se abandona... Y eso mata su cerebro. Y enferma.

- ¿Y cómo anda su cerebro?
- ¡Igual que a mis 20 años! No noto diferencia en ilusiones ni en capacidad. Mañana vuelo a un congreso médico...

- Pero algún límite genético habrá...
- No. Mi cerebro pronto tendrá un siglo..., pero no conoce la senilidad. El cuerpo se me arruga, es inevitable, ¡pero no el cerebro!

- ¿Cómo lo hace?
- Gozamos de gran plasticidad neuronal: aunque mueran neuronas, las restantes se reorganizan para mantener las mismas funciones, ¡pero para ello conviene estimularlas!

- Ayúdeme a hacerlo.
- Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar, y nunca se degenerará.

- ¿Y viviré más años?
- Vivirá mejor los años que viva, que eso es lo interesante. La clave es mantener curiosidades, empeños, tener pasiones...

Otros libros que ayudarán a nuestros alumnos más mayores, quizá, a mantener esas curiosidades y empeños, pueden ser algunos de los que exponemos esta semana: "Vivir Madrid a partir de los 50", "Saber comer para vivir más", "Martes con mi viejo profesor", "El fin del envejecimiento", "Los derechos de las personas mayores", "La ancianidad: nueva etapa creadora", "Los mayores activos", "Las actividades económicas de las personas mayores", o "50 excursiones fáciles por Guadarrama".

Poesía en plenos exámenes

El pasado 12 de enero murió Ángel González, poeta. Y nosotros teníamos en la Biblioteca de Colmenarejo preparada una pequeña exposición de libros de poesía, en plena época de preparación de exámenes. ¿Por qué poesía en exámenes? Por que hace falta ser valiente para llevarse en préstamo un libro de poemas cuando se supone que uno debería estar sólo hincando codos, y también porque ambas cosas son complementarias ¿o es que hay algo menos poético que los exámenes de febrero?

Escribir un poema: marcar la piel del agua.
Ángel González
¿Y qué hace la poesía en una biblioteca universitaria? Ocupar poco lugar, la verdad. En la biblioteca universitaria es donde el saber sí que ocupa lugar: cientos de metros lineales de estanterías repletos de sesudos estudios monográficos, sobados manuales básicos, crípticas revistas académicas especializadas... un poco de literatura para el ocio, y de ella, muy poquita poesía. Pero de entre la poesía que encontramos, hemos seleccionado unos ejemplos (¡algunos ya han salido en préstamo!)

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.
Vicente Aleixandre

Haced caso a mi buen consejo, no rechacéis esta copa.
La brisa de primavera viene echándonos sus sonrisas.
Ciruelo y melocotonero, como viejos conocidos,
van combándose hacia nosotros y mostrándonos sus flores.
Li Bai

Lo no moroso al toque
el consonar a qué la sexta nota
los hubieron posesos
los sofocos del bis a bis acoplo de sorbentes subósculos
los erosismos dérmicos
los espiribuceos (...)
Oliverio Girondo

Yo estaba en el medio
giraban las otras en corro,
y yo era el centro.
Agustín García Calvo

Flores, parientes al fin de manos que ordenan,
(manos de muchachas de antaño y de ahora),
sobre la mesa, a menudo, del jardín extendidas,
exhaustas y heridas suavemente
Rainer María Rilke

Sola, aviejada y con el perro
nublaba mis ojos de llanto.
Su memorial de amor era el chucho;
como el diploma de su amparo.
Rafael Cansinos Assens

Me llevaron a la catequesis dominical
de Spoon River,
y trataron de hacerme abandonar a Confucio por Jesús.
No podría haberme ido peor
si yo hubiera tratado de hacerles abandonar a Jesús por Confucio.
Edgar Lee Masters

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Pablo Neruda

Revelación del alma que es el cuerpo,
la fuente del dolor y de la vida,
inmortalizador cuerpo del Hombre,
carne que se hace idea ante los ojos (...)
Miguel de Unamuno

El mediodía tiembla en el aljibe:
tiene el mismo latir que en el alerce
la caudatrémola
antes de alzar el vuelo y perderse en la umbría.
Carlos Murciano

Eres sabio y cobarde, estás herido en las mujeres húmedas, tu pensamiento es sólo recuerdo de la ira.

Ves las rosas temibles.

Ah caminante, ah confusión de párpados.
Antonio Gamoneda

Yo entiendo poco de dioses, pero me parece
que el río es un dios fuerte y pardo: huraño, indómito
y adusto; paciente hasta cierto punto, admitido
al principio como frontera; útil
y desleal como vehículo de comercio (...)
T.S. Eliot

Con tu rostro lampiño
me mirabas por el retrovisor,
y era tu raza sonriente
de pobladas pestañas curvas (...)
Antonio Gala

La mujer gorda venía delante
arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores.
Federico García Lorca

Gritó la voz desde lo negro, vino
después pudriéndose en la luz, ya cerca
del marítimo azar visionario.
J.M. Caballero Bonald

debes ir una tarde de domingo,
cuando Venecia muere un poco menos,
a pesar de los niños solitarios,
del rosado enfermizo de los muros (...)
Antonio Colinas

Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Miguel Hernández

Jardines de mi infancia
de clara luz, que ya me enturbia el tiempo,
con lluvias de... con el milagro
brillad, jardines, de los ojos nuevos.
Antonio Machado

Dispongo aquí unos grupos de palabras.

No aspiro únicamente
a decorar con inservibles gestos
el yerto mausoleo de los días
idos, abandonados para siempre como
las salas de un confuso palacio que fue nuestro,
al que ya nunca volveremos.
Ángel González

Un mundo escrito: viajes, 1950-2000, de Jan Morris

Publicado originalmente en 2003 con el título de "A Writer's World: Travels 1950-2000", el libro de viajes más reciente de Jan Morris es una "antología aguda y brillante, entre literatura y reportaje, de sus mejores escritos". Reúne textos publicados entre 1956 y 2000, en palabras de la autora "de un modo peripatético", recogiendo historias y vivencias desde las secuelas de la Segunda Guerra Mundial hasta el fin del milenio.
A principio de los años cincuenta tenía veinticuatro años, y a finales de los noventa setenta y cuatro, así que el paso por el globo que describo en este libro es también el paso de una vida, desde el alba de la adolescencia al crepúsculo de la senectud. Todos los juicios, aunque poco fiables en cualquier caso, están teñidos por el fundamental cambio de vida que se produce entre la juventud y la vejez.
Jan Morris, con su actual aspecto de amable señora británica, nació hombre (James Humphrey Morris, 1926), sirvió en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, en los servicios de inteligencia británicos en la postguerra, ha sido periodista del Times, del Guardian y del Rolling Stone, acompañó a la primera expedición que coronó la cima del Everest en 1953, fue corresponsal en Oriente Medio en los años de la fundación del Estado de Israel en Palestina y los procesos de independencia del Imperio Británico, vivió el apartheid de Sudáfrica, el Berlín de antes del muro, paseó por un Hiroshima devastado por la bomba atómica "en estado de conmoción y obsesión", fue testigo de los inicios de la guerra fría en los 50 desde Moscú, y viajó por los países del Este cruzando el Telón de Acero, asistió a las celebraciones de la independencia de nuevos países africanos, se relajó en Cachemira "disputada por India y Pakistán y uno de los permanentes y potenciales puntos de inflamación de Asia", viajó a China tras la muerte de Mao, contempló la caída del Muro de Berlín y, como último reportaje, fue testigo de la última ceremonia imperial británica en Hong Kong con la renuncia de su soberanía frente a China. Además de los reportajes, ofrece retratos de ciudades de Australia, Estados Unidos, Canadá, India, África, Sudamérica, Europa, Oriente Medio...

Paradoja o contradicción, Jan Morris aceptó la imposición por la Reina Isabel del grado de Comandante de la Orden del Imperio Británico a pesar de ser galesa independentista y republicana; cambió de sexo en Casablanca en 1972 y pasó de ser hombre a mujer, pero sigue legalmente casada y conviviendo con su esposa y madre de sus cuatro hijos; ha vivido aventuras y momentos emocionantes de la historia de la segunda mitad del siglo XX, ha viajado a las ciudades más populosas del planeta, ha descrito las capitales del mundo en sus relatos... y pasa sus días apaciblemente en una granja en Gales, donde forma parte de un viejo Consejo de Bardos.

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